viernes, 10 de agosto de 2012


   
 ¿Alguien ha oído hablar de...Leo?

   ¿Alguien ha oído hablar del orgullo y la autosuficiencia que parecen exhibir las personas pertenecientes al signo de Leo? ¿De su tendencia a creer demasiado en sí mismos? ¿Que para ellos la vida es un espacio lúdico y despreocupado? ¿Que si ellos están presentes la fiesta ya puede empezar? ¿Que tienden a simplificar las cuestiones hasta parecer que es un niño quien está opinando?
    ¿Que su actitud egocéntrica les impide realizar una valoración objetiva de las cualidades de los demás? ¿Que su destino es el más importante y glorioso de cuantos le rodean? ¿Que sólo ven sus defectos cuando están al borde de la muerte -y ni aún así-? ¿Que precisan de generar un impacto de admiración y asombro ante todo aquel individuo que los contemple durante más de 10 segundos?
    ¿Que su debilidad fundamental es la carencia de objetividad sobre sí mismos? ¿Que precisan de la adulación sobretodo si les ayuda a olvidar que también pueden ser criticados? ¿Que se apoyan en un convencimiento de que su voluntad es determinante para lograr lo que pretenden sin admitir ninguna posible derrota? ¿Que se ven reflejados en los grandes héroes y conquistadores a los que admiran porque nunca dieron muestras de debilidad? ¿Que gozan siendo un ejemplo de que nada es imposible -más una cuestión de sensación que de realidad-? ¿Que únicamente confiará en aquellos que acepten incondicionalmente estar por debajo de él? ¿Que ser un "león" impone necesariamente respeto, admiración y... que siempre se lleva la mejor parte?
    ¿Que son demasiado "chulos", prepotentes, excesivamente autoconfíados, cándidos e inocentes cuando les van detrás, juerguistas y quizá también inconscientes de que el mundo no es únicamente un parque de atracciones sino un lugar agobiante y limitado? 
     ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo a todos los Leo, fuertes o débiles, satisfechos o disgustados, convencidos o dudosos, en la playa o en la montaña, entre otras opciones...?

    Todos tenemos algo de Leo, algo así como un punto de confianza interna acerca de que somos valiosos e importantes, determinados a demostrar lo que valemos. Esta perspectiva nos ayuda a liberarnos del sentimiento de culpa y su consiguiente expiación. Cierto es que podemos llegar a sentirnos como dioses cuando esta energía llega a nuestra conciencia y cometer lógicos errores de apreciación, pero ¡quién puede resistirse a la sensación de ser especial y henchido de algo que no es puramente humano!

    La luz, el brillo y la calidez de Leo tan sólo necesitan, para ser efectivos, del reconocimiento de que todos somos manifestaciones y portadores de una "chispa" que nos hace sentirnos vivos y con la conciencia de iluminar la oscuridad ajena.
    A partir de aquí, ya podemos ir colgándoles a nuestros amigos y seres queridos pertenecientes al signo de Leo tanto orgullo y autosuficiencia, tanta necesidad de hacerse notar, que no haremos sino proyectar nuestra naturaleza arrogante y determinada a que se haga según nuestra voluntad, olvidando con ello que la luz está hecha para iluminar más que para cegar por un exceso de luz...

    Después de todo, Leo nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos generando una importante dosis de confianza. Que su lealtad y generosidad no parecen tener límites inclusive que tu se los pongas. Que su necesidad de no caer en la depresión y la tristeza les ayuda sobremanera a no perderse en vanas lamentaciones. Que al igual que el Sol, es un modelo de  altruismo -siempre está emitiendo su conciencia de lo positivo-.

    Que su complejo de héroes les impulsa al desarrollo de la nobleza y la actitud desinteresada. Que a menudo los niños son los modelos de un tipo de vida digna de ser vivida de nuevo. Que su fuerte sentido de lo creativo les ayuda a no ser la copia o la continuación de un pasado o de un hábito ya obsoletos. Que su expresiva personalidad les habilita para no pasar desapercibidos o ignorados.
    Que son la prueba viviente de que no descendemos del mono sino de los dioses -más propiamente de Dios-. Que gustan del juego y la diversión con el único objeto de hacer evidente cuán aburridos podemos llegar a estar. Que nos ayudarán a recuperar la dignidad que perdimos cuando todos los demás nos enseñaron a ser víctimas de nuestro destino. Que serán o son en definitiva, los maestros en el arte de vivir mostrando el máximo de nuestros potenciales como seres humanos creativos, orgullosos en ocasiones pero también conscientes de que el mundo podría llegar a ser un escenario en el que uno interpreta un papel digno e inolvidable...
    
    




    











    

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