domingo, 8 de julio de 2012

De Cáncer a Capricornio

    La astrología esotérica menciona que Cáncer es la puerta de entrada a la encarnación física, y Capricornio -el signo opuesto- la salida de esta misma encarnación por medio de un proceso espiritual, de compromiso con la realidad. En este contexto, Cáncer está relacionado con la vida biológica y los estados emocionales y Capricornio con el desarrollo de una conciencia que implica un pensamiento maduro y realista, alejado en cierto modo de esa red de conexión emocional que procede de Cáncer.
    Es este el arquetípico eje vertical de todo mapa natal y de todo individuo: evolucionar hasta "dejar atrás" ese elemento de dependencia afectiva que se genera en el inicio de nuestra vida. Cuando el alma o conciencia -bajo el influjo de la madurez capricorniana- ha adquirido esa autonomía psicológica con la que puede prescindir de su lado infantil y caprichoso se supone que el ser humano es fundamentalmente fiable y competente, y que nada lo distraerá de las tareas asignadas -un "vicio" de Capricornio-. Pero entonces ¿la energía del signo de Cáncer queda relegada únicamente a la primera y más infantil etapa de nuestra vida?
    En realidad, la vida es como un gran círculo -es cíclica-, y por tanto el final de un desarrollo es a su vez el acercamiento al origen o principio de esta misma evolución cíclica. La energía de Capricornio es acertadamente el complemento psicológico de Cáncer, -digamos que Cáncer evoluciona hacia Capricornio-, pero también a la inversa -de Capricornio a Cáncer- ya que en el contexto esotérico mencionado anteriormente, la evolución espiritual que permite el descondicionamiento de los caprichos y la inmadurez nos conduce a una nueva encarnación -un ciclo para seguir madurando-.
    Cuando en una encarnación o ciclo vital hemos "aprendido" lo suficiente, podemos y debemos deshacernos de las ataduras emocionales y biológicas -propias de Cáncer- para acceder a la conciencia, digamos "espiritual", que nos permite una visión desde el cenit de la conciencia -la sabiduría que otorga la experiencia-.
    Finalmente hemos de volver a nacer, iniciando un nuevo proceso evolutivo de madurez y aprendizaje de la "realidad" pero sin olvidar en ningún momento que la niñez, la espontaneidad y el desarrollo de la imaginación no son realmente elementos desechables de la vida, sino la base obligada y necesaria de nuestra naturaleza que nos recuerda que el principio del camino es tan importante como el final del mismo...
    





No hay comentarios:

Publicar un comentario